sábado, 13 de febrero de 2010

Ser una casoria: diagnóstico y tratamiento

Los principios o inicios de las relaciones con los seres del otro sexo son los problemas más agudos de las casorias, ya que su ansiedad y deseo confunden la naturalidad de sus sentimientos, y hacen ver en ellas a seres con un solo y ciego objetivo: el casorio a la antigua, al mejor estilo tía Gloria. Si se logra avanzar sobre esta confusión (tema de terapia de grupo para la convención) el ser sobre el que una casoria tiene puestos los ojos, el corazoncito, las manos extendidas y temblorosas y un deseo que es como una florcita que se seca y se yergue a medida que su sueño crece y se detalla, podrán vislumbrar a la mujer que hay en ella y al fin conocerla.
Como las cadenas de oraciones para energizar los pedidos al cosmos o a cualquier deidad manifiesta de acuerdo a las creencias de grupos disímiles, las casorias deben mantenerse comunicadas par ejercitar su calma, para potenciarla y transmitirla a sus congéneres que a sabiendas y de modo impulsivo e inevitable la pierden junto con toda posibilidad de compañía varonil cada vez que la desesperación las ataca y les malversa los fondos. Una casoria comete en reiteradas situaciones de su vida amorosa un default de sus propias inversiones, y luego no comprende que ella sola ha vencido sus propios plazos de aniquilamiento.

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